Herramientas tecnológicas al servicio de la educación
Pero para que el fruto del desarrollo tecnológico pueda llegar a ser
realmente aprovechado, debemos potenciar las relaciones entre los
investigadores y expertos en educación y tecnología, y los profesionales
que asumen directamente las responsabilidades docentes.
Es necesario poner recursos a disposición de los proyectos educativos
que se plantean, con la intención de acercar estos recursos digitales a
los docentes. Por su tipología tecnológica necesitamos figuras
intermedias entre el docente y el recurso, con el fin de configurar las
herramientas para fines educativos, redactar las guías pedagógicas de
uso y hacer de puente hacia los no alfabetizados en tecnología digital.
Si somos capaces de tejer una red estructurada, en la que a la vez
que se financian proyectos de investigación sobre los videojuegos y sus
usos sociales, se refuerza el desarrollo de aplicaciones, plataformas y
entornos digitales con fines educativos, solo nos quedará añadir a esta
red una capa intermedia de expertos en tecnologías y educación que hagan
de filtro entre el recurso en sí mismo y su uso en la comunidad de
aprendizaje.
A la vez que generamos herramientas educativas en base a las nuevas
tecnologías disponibles, debemos desarrollar -como componente
indispensable- manuales pedagógicos que permitan a los docentes, a
cambio de una inversión controlada de tiempo y recursos, obtener el
resultado deseado en el uso de estas nuevas herramientas.

Aquellas herramientas que surgen del trabajo de investigadores y
desarrolladores, deben pasar por las manos de expertos en tecnología y
educación (a veces los mismos investigadores con otro punto de enfoque)
para adaptar las herramientas al terreno docente. El resultado de esta
primera fase del proceso no es solo una adaptación de las herramientas
tecnológicas al terreno educativo, sino que debe ir acompañado de la
elaboración de los manuales de uso pedagógico y aprendizaje que
comentábamos.
Una herramienta que se desarrolla competentemente y que ofrece
resultados satisfactorios, perderá completamente su interés si no
tenemos la información necesaria para hacerla funcionar y sacarle los
réditos educativos esperados. Por lo tanto, debemos ofrecer a los
docentes información detallada sobre las potencialidades educativas de
cada recurso para que una vez realizado el proceso de adaptación al
nuevo medio, puedan contextualizar la herramienta y adaptarla a su
comunidad educativa, en acorde a sus problemáticas docentes concretas.
Si seguimos este proceso, el uso de las nuevas tecnologías en la
docencia, la introducción de los videojuegos como un recurso educativo
más, o la transición hacia el medio digital en el trabajo diario del
aula, serán tareas mucho más asequibles y de mejores resultados. Por el
contrario, sino somos capaces de plantear proyectos completos con
cobertura de todos los flancos necesarios, la tecnología quedará como
una herramienta más, solo útil para tareas concretas y con muchas
potencialidades por realizar.

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